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La otra cara del deporte

Cuestión de orgullo

El otro día recordaba una viaje que hicimos con amigos a Brasil. Un día en la playa nos preparábamos para jugar al fútbol, lo de siempre. Entonces surgió la oportunidad de jugar contra unos jóvenes locales; brasileros mejor dicho. El partido comenzó como uno más, pero en breve se convirtió en una cuestión de estado, eso era en toda regla un Uruguay – Brasil. Contra todo pronóstico (por lo menos los nuestros) ganamos, le habíamos ganado a unos brasileros al fútbol, probablemente eran los peores en su barrio, pero a nosotros nos daba igual, corrimos, nos dejamos el alma, y finalmente festejamos como nadie.

 A veces en la vida hay que tirar de orgullo; en el deporte también. Así podemos redimir aquellas cosas que por otras vías es imposible. Sino pregúntenle a Maradona que pensaba el día antes del partido contra Inglaterra en 1986. Ese no fue un partido más, en sus pies estaba el bálsamo para lo ocurrido años atrás en las Malvinas, y esos goles se gritan más fuerte.

 En los Juegos Olímpicos de 1968, el 16 de octubre, los americanos Tommie Smith y John Carlos, primero y tercero respectivamente, subieron al podio, junto al australiano Peter Norman, a recoger sus medallas. Durante el himno americano ambos competidores alzaron sus manos cerrando el puño con un guante negro, en señal protesta por los derechos civiles negros en Estados Unidos, era lo que se conocía como el saludo Black Power. El COI decidió expulsarles de los Juegos, pero ese gesto sirvió para que otros norteamericanos lo hicieran, como los 3 medallistas de los 400m o el saltador Bob Beamon: El COI no expulsó a nadie más. Meses antes de la competición había sido asesinado Martin Luther King, en respuesta, los deportistas negro norteamericanos, hablaron de boicotear los Juegos, pero finalmente decidieron que lo mejor era asistir y ganar.

 Corría el año 1942, y en una Kiev invadida por los nazis, nacía un nuevo equipo de fútbol. El Start FC. Este equipo estaba compuesto por unos desnutridos panderos, que resultaban ser ex estrellas del Dynamo de Kiev, que a raíz de la guerra habían quedado en la calle y en estado de pobreza. Gracias a que una persona conoció al portero Trusevich, éste consiguió a cambio de un poco de pan y agua trabajar en una panadería, a la cual llegaron luego otros ex jugadores del Dynamo y otros equipos, así formaron el Start FC. Jugaban con camisetas rojas, ya que eran comunistas, y pronto sus victorias contra equipos formados por trabajadores o soldados que servían a la maquinaria nazi llegaron a oídos de los oficiales alemanes. Se organizó un partido contra el Flahelf, equipo formado solo por jugadores de la fuerza aérea alemana. El Start FC venció 5-1.La reacción desde Berlín fue instantánea, había que acabar con ellos, pero los oficiales pensaron que matarlos no era la mejor idea, no quería crear mártires, así que lo mejor era hacer una revancha, y asegurarse de que perdieran. Por otro lado el Start FC había despertado tal euforia en la población de Kiev, que había que parar ese aumento de moral a toda costa. Antes del partido se les dejó bien claro, que si ganaban era el último partido que jugarían. El estadio estaba repleto para la ocasión. El conjunto alemán comenzó ganando, aunque al final del primer tiempo el resultado era de 2-1 para el Start. En el entretiempo recibieron otra visita al vestuario, para recordarles lo hablado. El partido terminó 5-3 a favor del Start y a falta de unos minutos para terminar el partido, Alexei Klimenko se quitó de encima a los defensas y al portero, pegado a la línea de gol, se dio media vuelta y pateó el balón hacia el centro del campo, aumentando así la humillación sobre el rival. El árbitro tuvo que terminar el partido antes.

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Cartel promocional del partido

Días después el soldados del ejército alemán visitarían la panadería, llevándose a los jugadores con órdenes de arresto. Algunos fueron ejecutados, otros enviados a campos de concentración y otros muertos a causa de las torturas, pero en Kiev todos recuerdan a sus héroes.

 El 23 de octubre de 1956, lo que había comenzado como una manifestación de estudiantes contra el gobierno de Budapest, controlado por la Unión Soviética, se convirtió en un levantamiento que podía terminar con la liberación de Hungría. Finalmente el 1 de noviembre el ejército soviético contrarrestó y del 4 al 10 de noviembre con ayuda de ataques aéreos, bombardeos de artillería y demás la URSS se hizo con la situación. En los meses siguientes seguirían los arrestos en masa, el éxodo de miles de húngaros y la muerte de otros miles. Mientras tanto en Melbourne, Australia se iba a jugar la semifinal de waterpolo que enfrentaba a Hungría, campeona olímpica en 1952, contra la potencia creciente de la URSS. Los jugadores húngaros, a pesar de la distancia, estaban al tanto de las consecuencias de la revuelta en su país, así como la comunidad internacional estaba al tanto de la brutal represiva del ejército soviético, cada partido del equipo olímpico húngaro era animado cada vez más. El partido llegó, y el público local se volcó en masa a apoyar al seleccionado de Hungría. Desde el comienzo fue un partido violento, patadas y puñetazos se repartían en la piscina. Como dijo la estrella húngara, Ervin Zador, “ Sentimos que no estábamos jugando solo por nosotros, sino por todos los húngaros”. Llegando al final Hungría ganaba por un 4-0 aplastante, cuando Valentín Prokopov propinó un puñetazo en la cara a Ervin Zador, el cuál sangró profusamente, “tiñendo” la piscina de rojo. A partir de ahí se desató la lucha, y el público enfureció. El árbitro dió por terminado el partido antes de tiempo. Con la ayuda de la policía se desalojo el recinto. Días mas tarde Hungría ganaría el oro. Años mas tarde Zador comentaría lo que provocó la agresión. “No me pego porque él fuera comunista y yo no. Me pego porque estaba a punto de perder el partido y se lo hice saber, y le hice saber lo bien que eso me haría sentir”. Este partido sería llamado por la prensa “Baño sangriento de Melbourne”.

Ervin Zador saliendo de la piscina

Ervin Zador saliendo de la piscina

 El orgullo es eso que te hace salir adelante contra la adversidad, te hace saltar más alto que nadie, correr más rápido que los demás o hacer algo que te habían dicho que no podías hacer, así que a veces, hay que tirar de orgullo.

 

Película recomendad: «Freedom`s Fury» Documental que narra la historia del partido del Baño sangriento de Melbourne. Producida por Lucy Liu y Quentin Tarantino. Narrada además por Mark Spitz quién fue entrenado casualmente por Ervin Zador.

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